miércoles, 10 de octubre de 2007

Ni Dios te salvó...




Un día , todos los elefantes se reuniran
para olvidar.
Todos, menos uno.
Rafael courtoisie

Por primera vez en la historia argentina es juzgado un miembro de la cúpula eclesiástica por delitos de lesa humanidad. Cristian Federico Von Wernich, ex capellan de la policia bonaerense durante la dictadura militar de 1976, fue condenado por el tribunal federal nº 1 de la ciudad de la plata a reclusión perpetua e inhabilitación perpetua por homicidios, tormentos y privaciones ilegitimas de libertad.
34 casos de torturas, privación de la libertad agravada en 41 oportunidades son las vejaciones que se acuñaban a lo largo de 30 años en el prontuario impune del cura.
La memoria fue infalible. En la ultima jornada del juicio oral, el reo decidió hacer uso de su derecho y expresarse antes de la sentencia. Se tomó diez minutos para usar los 2000 años de la historia cristiana como un vago alegato –un escudo poco factible- . Unos párrafos de algún discípulo de Jesús sirvieron para calumniar ostentosamente y desacreditar las palabras de los testigos que, según Von Wernich serian el demonio. Luego horas después al acentuarse el crepúsculo, la sentencia.
Alguna vez , escribió el poeta Benedetti ´´el olvido esta lleno de memoria´´.
Esta sentencia marca un punto de inflexión e induce a diversos archivos de la historia a la reflexión, a la revisión de culpas, a la impunidad que esta de duelo.
Un abrazo que fortalecía el conjuro de las madres, un abrazo entre la justicia y la memoria, una victoria rezagada y además el llanto.
Un duelo obstinado que evocamos día a día en cada lucha distinta de las demás que vuelve a empezar de nuevo. Los escombros de la historia comienzan a reconstruirse, aunque no dejen de ser escombros.
Este represor optó por el silencio, seguramente en los recovecos de su memoria oscura están los desaparecidos, quienes ni siquiera tuvieron diez minutos de juicio justo , ni dos o tres vocales. Nada más.
La iglesia en silencio, porfiada en bregar por la paz y la reconciliación, una de las formas de impunidad e indiferencia.
“En esta sala hay una silla vacía, la de López”, dijo Guadalupe Godoy, abogada del colectivo Justicia Ya!, durante su alegato como querellante. Pero esa silla está “llena de certezas –agregó: no lograron el objetivo de atemorizar a los testigos, ningún testigo se negó a declarar. López es certeza de la necesidad de los pueblos de poner fin a la impunidad”.

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